lunes, 28 de mayo de 2007

PETER ELFELT, PRIMER CINEASTA DANÉS



Para conmemorar los 60 años de su fundación, la Filmoteca Danesa lanzó en 2001 un DVD, en danés y en inglés, en el que recopilaba los 70 primeros títulos que conformaron su catálogo, principalmente los fondos donados por el archivo del fotógrafo Peter Elfelt, por la Nordisk (sus películas documentales) y otros documentos sobre eventos de carácter político y social reflejados en el cine comprendido entre 1899 y 1913. Su visionado es una buena ocasión para acercarse al cine como documento, antes de que la ficción danesa, principalmente el melodrama, alcanzara un gran éxito y relegara al documental a un interés menor.

Peter Elfelt (1863-1931), el primero de los presentados en el DVD, fue el introductor del cinematógrafo en Dinamarca, al quedar maravillado tras asistir como espectador de una demostración del aparato de los Lumière en París. Al intentar en vano comprar uno de los cinematógrafos originales, consiguió que el ingeniero Jens Poul Andersen le construyera uno similar, describiéndole sus particularidades, aprendidas de su amistad con el ingeniero Jules Carpentier, uno de los padres del cinematógrafo. Con ese aparato, Elfelt rodaría la primera película danesa, Kørsel Med Grønlandske Hunde, entre 1896 y 1897, un título que no aparece en la recopilación de la Filmoteca Danesa. Mantuvo prácticamente el monopolio del cine documental hasta 1906, año en que la irrupción de la Nordisk, productora que alcanzó un éxito nacional inmediato, le quitó algo de protagonismo y le llevó a introducir cambios en su estilo, como, por ejemplo, mayor movimiento de la cámara.

El primer documental, rodado en 1899, es una escena complementaria a su labor como fotógrafo real. Presenta a los miembros de la familia de Cristian IX, jugando en unas escaleras ante la cámara en el momento previo a una sesión de fotos. Los siguientes documentales presentan a María Dagmar, una danesa casada con el zar Alejandro III, durante una visita a Dinamarca, o el hijo de éstos, Nicolás III, en una de sus frecuentes estancias en el país. El documento sobre María Dagmar presenta a un guardia tapando con su espalda la cámara de Elfelt en algún momento, lo que no ocurre ya en la visita de Nicolás III, donde la cámara está un punto más elevada y recoge mejor la perspectiva del desfile. En uno y otros, hay también una consciencia de los protagonistas y de los espectadores de la presencia de la cámara, a la que miran en varios momentos, especialmente los niños, una constante de todos los documentales recopilados en el DVD.

La cámara de Elfelt está situada en una posición fija en sus primeros trabajos, algo que lleva a situaciones un tanto curiosas como la del documento que representa el paseo en caballo de la princesa María, rodado en 1903. Como la cámara aún no se mueve, se ofrece el paseo en tres tramos, en tres cortes, en los que siempre se ve a la princesa y su caballo viniendo en diagonal, de izquierda a derecha, avanzando hacia la cámara y desapareciendo. En otro documento de ese mismo año, la familia real pasa varias veces por delante de la cámara (sin necesidad de los cortes bruscos del anterior corto), hasta que dos de sus miembros caen en un gracioso choque. El estatismo de la cámara sigue en un documento sobre las familias reales sueca y danesa en una cacería, donde los que desfilan ante la cámara son claramente consciente de ella, y en diversos eventos políticos, recepciones entre autoridades y desfiles varios. Un encuentro entre el rey Cristian IX y el Gran Duque alemán Friedrich-Franz IV sólo es recogido en su inicio, pues una vez se alejan del objetivo, la cámara no puede más que retratar las espaldas de los integrantes de la comitiva que siguen a las autoridades.

En un documento de 1904, sobre la inauguración de la catedral de Ribe tras ser restaurada, aunque la cámara sigue sin moverse, hay una pequeña novedad: el corto presenta dos partes vinculadas a dos escenarios: un interminable desfile de caballeros con sombrero de copa, saludando a la cámara, y un detalle de la salida de la catedral de las autoridades. Posteriormente, Elfelt introducirá más cortes y cambios de escenarios, con una mayor voluntad narrativa. De gran interés para este aspecto es el documento de 1906 sobre la llegada a Dinamarca de una representación del parlamento de Islandia, un país que se encaminaba hacia su autonomía. Se presentan varios escenarios: llegada del barco desde la lejanía, detalle del barco, salida desde diversos edificios institucionales hacia los carruajes, escenas del convite oficial al aire libre, desfile de carruajes vistos desde diversos ángulos, hasta llegar a la despedida en el barco, con lo que el corto empieza y acaba de la misma forma.

Un capítulo aparte lo constituyen las películas promocionales que Elfelt realizó sobre espectáculos de danza y música clásica en la capital danesa. Están protagonizados, juntos o por separado, por el bailarín Hans Beck y las bailarinas Valborg Borchsenius, Ellen Price (quien sirviera de modelo para la estatua de la sirenita en Copenhague), Elisabeth Beck y Anna Marie Agenholm. Debido a las exigencias de iluminación que planteaba el cinematógrafo de los pioneros, estos cortos promocionales no están rodados en los escenarios originales, sino en el estudio de Elfelt, y en muchos casos repiten el escenario: un decorado campestre pintado con árboles delgados y florecitas que también están pintadas sobre el suelo, lo que da una cierta continuidad visual al mínimo espacio donde bailan. Rodadas con cámara fija, aparte de este detalle sobre el decorado y su función comercial, nada de interés guardan este grupo de películas desde el punto de vista cinematográfico.

La cámara se mueve, por fín, en 1905, con el seguimiento (nunca mejor dicho) de la llegada del Káiser Guillermo a Copenhague, autoinvitado a un país en el que no era precisamente bien recibido. Llega en barca, con la multitud agolpada al fondo, en la otra orilla. La cámara sigue a Guillermo desde la barca hasta su carruaje y se detiene con él, a veces con dificultad para mantener su presencia en el plano, en su saludo a las diversas autoridades que se le presentan a su paso, además de otros asistentes, entre los que destaca un fotógrafo con una cámara portátil, una presencia que será recurrente en otros documentos, especialmente los antologados de la Nordisk. El movimiento de la cámara, decidido en este documento, es algo más tímido en el que cubre la proclamación de Federico VIII como monarca danés en 1906, en concreto su saludo desde el balcón, escena que Elfelt cubre desde un balcón lateral, atendiendo sobre todo a la multitud del patio. Antes de cubrir con un movimiento de cámara la salida del carruaje entre los asistentes, parece hacer un ensayo de este movimiento, sin motivo aparente. Desde otro lateral, pero desde abajo y con mayor eficacia, un técnico de la Nordisk estaba cubriendo el evento, en lo que constituiría uno de los primeros éxitos de la compañía. Nuevo monarca y nuevos aires para el cine danés, con la irrupción de una seria competencia para Elfelt. Documentos sobre monarcas, como una visita del rey noruego Haakan VII o la llegada del rey Federico VIII a Berlín revelan la preocupación de Elfelt por plasmar los encuentros y desfiles de otra manera, con un mayor protagonismo de la cámara, que sigue y abandona a los personajes para recuperar su posición, pero que no alcanza, como veremos en la próxima entrega, el dominio de este movimiento de la Nordisk.

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